Escucho en la radio, leo en los periódicos, en mi propia cabeza, quejas sobre el hecho de que los gobiernos salgan a salvar instituciones financieras en estado de quiebra, y desembolsar millones a costa del erario público para reflotar estas compañías. Las quejas vienen porque todos los gobiernos se han puesto de acuerdo rápidamente, y no son capaces en cambio, de desembolsar el dinero suficiente, que es muchísimo menor (ignoro cómo se han hecho los cálculos), para, por ejemplo, erradicar el hambre en el mundo, vacunar a millones de niños, etcétera. Por otro lado, también es lícito protestar porque vamos a salvar a las instituciones que con su mala actuación, mala gestión, o avaricia, nos han metido en esta profunda crisis. Todo esto es cierto.
Pero aquí ha habido una burbuja como la copa de un pino. Y las burbujas, desde el año 29, tienen un denominador común: se alimenta entre todos, es un monstruo al que se da de comer cada día, hasta que te das cuenta que no cabe en el armario, y lo metes en otro más grande. Quien más o menos ha jugado con la idea de tener un piso como inversión, de obtener una segunda vivienda, para alquilarla, y cosas así. Ya conté una vez mis opiniones sobre ello. A lo que voy. Este monstruo lo hemos creado entre todos, y el que esté libre de pecado, que tire el primer ladrillo.
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3 comentarios:
Bueno, sí, todos hemos alimentado al monstruo. Sólo que el grado de culpabilidad varía bastante entre unos y otros. Digamos que tú y yo le hemos alimentado con una manzana y los banqueros y especuladores le han dado de comer kilos y kilos de panceta grasienta.
Sí, Mayte tiene razón y tú también Ricardo. Pero sobre todo, y aunque nos fastidie y tal como está construido todo, es necesario reflotar a los bancos, a pesar de su mala gestión, para reflotarnos a todos. Lo que creo que no hay que olvidar es cada céntimo que le hemos dado (es nuestro) para exigirles que lo devuelvan centuplicado. Las crisis pueden servir para revisar lo que hacemos y esta debe servir para lo mismo. Y no hablemos de culpables, por favor, sino aprovechemos para arreglar todo lo que podamos. Tenemos que aprovecharnos para solucionar cosas como el hambre o el poder omnímodo de la banca.
Bueno, la mayoría no somos culpables de nada. Yo, en todo caso, de pensamiento, alguna vez he fantaseado con vender mi casa e irme a una urbanización en Boadilla, donde vive una amiga nuestra. Lo que quería reflejar es la sensación de que este es un pecado colectivo, como la anterior burbuja, la tecnológica. Es como Freddy Kruger:; si crees en ella, la haces más fuerte.
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