viernes, 27 de febrero de 2009

El dinero de vuestros impuestos















Hoy un poco de denuncia vecinal. La imagen que veis (un poco oscura, la verdad) es lo que se ve desde la ventana de mi dormitorio. Es una esquina de la calle a la que están cambiando el pavimento.

Obras como ésta se han repetido en las 4 esquinas de este cruce de carreteras y otro próximo. El motivo de este cambio en los adoquines no es que estén en mal estado (no se podría entender, apenas llevan puestos un par de años y pasa poca gente).

No, la razón parece ser que es de tipo estilístico o algo así, porque la Junta de Compensación (Comunidad de Madrid) no puso los adoquines que el Ayuntamiento quería, o viceversa. El caso es que este tira y afloja ya ha provocado cuatro levantamientos de acera, y amenazan con que la otra parte no ha quedado satisfecha y piensa demandar que se vuelvan a poner los originarios.

Con la que está cayendo, y el dinero público se está tirando en esta tontería que seguro que cuesta varios kilos de ayudas sociales de esas que se están recortando. Y mientras, los que paseamos por Recoletos tenemos que sortear los adoquines levantados y los boquetes, y cuando llueve encomendarnos a Santa Gema para llegar a nuestro destino sin resbalar.

Y yo me pregunto: este uso peculiar del dinero público, ¿es parte de la estrategia super-liberal friedmaniana de Esperanza Aguirre, o del disparate keynesiano del estímulo zapaterino? Y por cierto, en el ensanche seguimos sin coles, ni sanidad, ni equipamientos deportivos, ni contenedores de basura reciclable.

Ah, y resulta que el ayuntamiento le paga a una empresa unos cuantos miles de euros por la limpieza y mantenimiento de los contenedores de basura "especial" ¿PERO QUÉ CONTENEDORES? Si me tengo que coger el coche si quiero tirar el vidrio y el papel!!!!!!!!!

viernes, 20 de febrero de 2009

Un poema rápido y me voy

Hola, hoy os regalo un poema, tierno y bonito, corto, cortito:

Pienso mesa y digo silla,
Compro pan y me lo dejo,
Lo que aprendo se me olvida,
Lo que pasa es que te quiero.


El poema es más largo, pero esta parte es una joya, graciosa, juguetona; me gusta su musicalidad, la cotidianidad de su contenido y lo brusco de su cuarto verso. Espero que os guste, pero no sé por qué creo que a mi colega Blanca le va a encantar, porque me da que ese tono ingenuo y sencillo le gusta. A ver si es verdad.

¿Y de quién es, diréis? El estilo es inconfundible de una poetisa infantil muy famosa en nuestra infancia, en la mía al menos. Seguro que lo sabéis ya. Bueno, me voy, hasta otra.

jueves, 5 de febrero de 2009

Freddy Kruger, no existes

Acabo de subir de desayunar, y la variada conversación acabó, como no podía ser de otra manera, con la crisis dichosa. Mi colega José Luis (bienvenido otra vez a este variopinto mundo bloguero) se pregunta, como todos, cuándo y cómo acabará esto. Yo me acuerdo de unas clases de macroeconomía que recibí una vez de las que ya he hablado alguna otra vez (repetir las anécdotas y contar la misma cosa una y otra vez son el estigma maldito de los Santos). El profesor nos pintó cómo se cocina una depresión, y cómo unas variables iban tirando de las demás hacia abajo, retroalimentándose constantemente.

Ante el espanto general, preguntamos que cómo acaba eso, cómo es posible que todo vuelva a arreglarse otra vez, cómo se sale de ese agujero. La respuesta fue desconcertante. Se sale de ese agujero cuando se llega al fondo, y a ese fondo se llega cuando todos los actores creen a la vez que se ha llegado. Y poco a poco, se empieza a recuperar, hasta la próxima epidemia de euforia estúpida otra vez.

¿Os acordáis de la primera película de Pesadilla en Elm Street? Me gusta mucho cómo acaban con el monstruo de las pesadillas (aunque renaciera en incontables secuelas). Lo matan cuando dejan de creer en él, cuando lo rebajan a lo que es, a un mero sueño, inocente, que no tiene poder sobre ellos en el mundo real. Cuando lo creen de verdad, el asesino desaparece. Bello paralelismo: cuando dejemos de pensar, hablar y de creer en este monstruo que hemos creado y que nos está devorando, poco a poco desaparcerá y podremos volvernos a creer que las casas subirán de precio en espiral para siempre, y que podremos pagarlas ganando 1000 euros. Y todo volverá a ser tan hermoso como antes de la pesadilla.