sábado, 18 de junio de 2011

Volveréis

A veces es un suceso brusco, brutal, un abrazo homicida, o una muerte anunciada, aunque el último suspiro, si bien sabido, sea siempre sorprendente por lo definitivo e irreversible. Otras veces, para mí las más enigmáticas, es un suceso o contrariedad nimio, una molestia, un pequeño accidente. Conducen ambos a recordarnos la fragilidad de la existencia, el deterioro inevitable y certero de las condiciones que nos procuran esa estabilidad y regularidad que muchos tomamos por lo más cercano a la felicidad.

Durante unos instantes, que a veces son breves pero otras veces se prolongan, sentimos el ahogo de ver pasar la vida. Al fin, más o pronto o más tarde concluiremos que es esta textura de pompa de jabón, este milagro en dulce equilibrio que llamamos vida, el que da a nuestras horas más preciosas el valor aquilatado que a menudo pasamos por alto. Las desgracias, los golpes, los obstáculos, son la oportunidad que se nos ofrece de valorar los momentos pasados pero también nos deberían abrir los receptores de la felicidad en el futuro, para que cuando inevitablemente sigamos adelante abramos los ojos y disfrutemos del fino tejido, de la gasa vaporosa que son las horas felices que se nos conceden.

Sufriréis, lloraréis, volveréis vuestros ojos acuosos y sin miradas al vacío, pero volveréis, el aliento vital volverá, lo tenemos escrito en cada célula, somos máquinas diseñadas para levantarnos una y otra vez, la caricia del sol y de la brisa os volverá a estremecer, la risa estallará un día, al fin liberada de su mordaza, el brillo de vuestra piel y la chispa de vuestros ojos volverá a iluminar a los que os rodean, a los que dependemos de vosotros, porque un día no muy lejano necesitaremos también de la certeza de vuestra presencia y de vuestro apoyo.

Un abrazo para SS, MJ, y me temo que para TD.