Bienvenidos a otra cita con mis desvaríos descontrolados. Hoy empiezo con una idea rara: un poco de dolor, un poco de incomodidad, un obstáculo leve, son necesarios para la felicidad, o una vía para sentirla. Tal peregrina ocurrencia me viene a la cabeza, porque hoy me encuentro bien. He estado unos días pachuchín con el estómago, con unos pinchazos horribles que me torturaban bastante. De ahí pasó a un sueño horrible y a un cansancio mental y físico muy pronunciado. Además, tenía la tensión alta. El estado de malestar general tiene consecuencias filosóficas imprevistas, y tu manera de ver las cosas y de ver la vida se ve alterada en breve espacio de tiempo. Donde antes veías espacios de esperanza hoy ves largos y agotadores caminos.
Pero hete aquí, que si la dolencia por fortuna es leve, y un poco de dieta y contención son suficientes para superarla, que te encuentras bien de la noche a la mañana. Y la alegría, la energía, y una preciosa mañana entran a raudales. Tienes como las puertas del alma y la mente abiertas de par en par, no encuentras freno al ingenio y a las ganas, y además te meas de la risa.
¿Será este el secreto que esconden los amantes del sadomasoquismo, una perversión de otro modo indescifrable para los no practicantes? ¿Será que el placer que encuentran en estas prácticas se halla no en el dolor, sino en el momento en el que al fin cesa? Caviladlo, veréis que tontería. Feliz jornada a todos. Os deseo, finalmente, un moderado dolor de estámogo a todos.
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4 comentarios:
¡Qué bien! ¡Has puesto un enlace a mi blog! ¡Chupi! Ahora mismo voy a poner yo también un enlace al tuyo. ¡Qué divertido es esto de jugar a los blogs!
La verdad es que el otro día, mientras estábamos de palique en el pasillo, te vi pasar y tenías muy mala cara. No sabía que era porque estabas mal del estómago. A principios de año, yo también estuve mala durante más de un mes seguido. Llegué a estar convencida de que tenía alguna enfermedad grave. Pero de repente, un día se me pasó y me sentía como la mujer más feliz del mundo. No tenemos ni idea de lo importante que es la salud hasta que nos duele algo.
¡Vaya filosofeo que te traes!. Lo mejor, lo de curarse, lo de sentirse bueno y lleno de fuerzas para enfrentarse a cualquier molino de viento.
No quiero pensar en qué pasará cuando sea uno viejo, y el horizonte sea no estar bien...
Se ve que nos deseaste a fondo el dolor de estómago! y yo tan obediente, todo el domingo hecha polvo.Bueno, se que en el fondo lo hiciste para que luego nos sintiéramos felices...
Y si, tienes razón, a veces no apreciamos las cosas (la salud, el agua, el bienestar, un abrazo...) hasta que nos faltan.
Yo tenía una amiga que dormía con calcetines incluso en verano porque, a mitad de noche, quitárselos era una gozada.
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