El pasado viernes me contaron una historia de las que te dejan marca. Lo pude palpar con mis ojos. Fue un recuerdo de que la vida se vuelve tortuosa e inexplicable en ocasiones. Mi propia vida ha sido (está siendo) un camino limpio, recto, quizá previsible, y deseo que siga así. Pero cuando escuché esta historia, cuando supe de estas vidas, después de un estúpido brote de hilaridad nerviosa, quedé deslumbrado por lo sinuoso de los acontecimientos. No fue hasta mucho tiempo más tarde, cuando me di cuenta de que lo que en verdad me habían contado era una historia de dolor. De dolor y de consuelo, de golpes inesperados, de deseo de volver a levantarse, de cicatrices indelebles.
La vida muerde. Lanza dentelladas de perro rabioso. Vivir duele. Hay quien sucumbe, hay quien se lame las heridas, y luego están estas personas que devuelven los mordiscos, que se levantan, sin fuerzas, que recomponen los pedazos, y que siguen sacando el néctar delicioso de los buenos momentos. Hay a quienes los golpes les tumban, y entonces piensan desde el suelo que hace una mañana preciosa. Hay a quienes la sangre de las heridas se les vuelven rosas fragantes. Y hay quienes no tienen miedo, quienen se lanzan a donde sus sentimientos les conducen, aún a sabiendas de que pueden salir dañados.
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2 comentarios:
"Saber que se puede
querer que se pueda
quitarse los miedos,
sacarlos afuera
pintarse la cara
color esperanza
tentar al futuro
con el corazón"
(Diego Torres)
Hoy todos os habéis puesto muy líricos y yo no voy a poder estar a la altura. Solo se me ocurre un chiste malo ¡más cornás da el Unicorn!
Sonreir con la alegre tristeza del olivo
Sonreír con la alegre tristeza del olivo.
Sonriamos. Doremos la luz de cada día
en esta alegre y triste vanidad del ser vivo.Me siento cada día más libre y más cautivo
con palabras prestadas es más fácil.
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