martes, 4 de diciembre de 2007

El bosque petrificado

Delante de mi casa se extiende una zona muy amplia despejada, donde hay un gran parque pelado. Cuando salgo por la mañana, prontito, en estos amaneceres fríos, me sorprendo al vivir en Madrid y gozar de horizonte, eso de que los habitantes de grandes ciudades no suelen disfrutar. Lo abandonado del lugar, lo fantasmal de los edificios esqueléticos en construcción, la noche agonizante, y el clima me producen delirios estéticos en mi camino hacia el metro.

Ayer fue una espesísima niebla que no permitía vislumbrar nada más allá de 5 0 6 metros. Es lo que yo llamo niebla metafísica. Porque estar en una densa sopa donde no se ve a dónde vas o de dónde vienes, donde ves las siluetas de las cosas o de las personas, no me diréis que no es fácil ver las connotaciones simbólicas y metafísicas que encierra.

Hoy ha sido una escarcha paralizante que cristalizaba las hojas y ramas del suelo, y ha dejado petrificados los desnudos y raquíticos árboles del camino. Un bosque de acero, una ciudad helada e infinitamente dormida.

2 comentarios:

Unknown dijo...

Bienvenido,
bienvenido de verdad porque te he echado de menos y no me lo dijo tanto tu ausencia como me lo dice ahora tu presencia. Vamos, que me encanta leerte (y la luna también me encanta).

Yo me he mudado de blog porque el mío me lo comían ya los spams asesinos. Ahora estoy aquí:

http://blancanitos.reguleta.com

Ricar2 dijo...

Blanca, que voy a llorar, no sigas.