jueves, 8 de abril de 2010

Este maldito invento del demonio

Qué extraño que ahora me haya acordado. Quizá lo que brevemente me atrajo de ella, en una época en la que estaba yo desubicado constantemente (a ver, debía ser por 1989 o 1990), era su aire desdibujado o igualmente fuera de sitio. Un día, mientras jugábamos al fútbol los colegas, mi amiguete Rubén la vió pasar y dijo, "Mira, una mujer de 15 años". La verdad es que vestía con ropas poco juveniles, como si la hubiera robado la ropa a su madre.

Tenía una mirada muy dulce, y unos ojos casi grises de expresión soñadora. Hablaba poco y bajito, tenía la piel muy clara y pecas, estaba bastante descolocada en aquella batalla de hormonas que debía ser una clase de quinceañeros. Era una niña asustada, con apariencia de mujer. Llevaba el pelo largo, recogido como si fuera una señora de un anuncio de los años 60. Mis recuerdos me la rodean con un aura difuminada como si saliera de alguna vieja película. Yo no estaba lo que se dice colado por ella, pero hubo un momento en que me gustaba, porque yo me imaginaba que teníamos afinidades en común. Yo estaba en proceso de reconversión o algo así, y nos imaginaba a ambos perdidos buscando nuestro rumbo. ¡Qué cobarde y qué poca sangre tenía yo por entonces! El curso acabó y nunca más volví a saber de ella.

Y hoy me mira desde el Facebook, con una ancha sonrisa algo bobalicona, lo que la obliga casi a cerrar los ojos que casi no se le ven. Su aspecto es bastante juvenil, por contrario, tiene el pelo más largo, algo más salvaje, lo que la favorece. No se informa nada del resto de su vida. Pero está su cara poco cambiada, que me llama desde una cueva de 20 años en el tiempo, a aquella época primaveral de caos y frustración y energía y misterio. Por un momento el ratón se pasea por la opción de "enviar un mensaje", y luego pienso que qué leche hago yo pensándolo siquiera y cierro este invento del demonio.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Muy sugerente esta entrada. Me has puesto nostálgico (aunque no es difícil, yo tiendo a la nostalgia).
Querría decir muchas cosas pero lo dejo en la siguiente reflexión de un amigo, que cierra la tuya en parte, pero a la inversa:
¿Quién te iba a decir a ti que algún día te gustarían las mujeres de 30 años?
JL

Brujitecaria dijo...

Pues ya verás cuando te gusten las de 50, JL
Por cierto que el día 17 los hados te sean propicios o mejor que se lo sean a A. que lo necesita más.
En serio, que hagáis juntos un buen camino.
Richi, pues yo le escrito a L. de S. porque mi pecado nunca ha sido el de omisión. Era un compa de facultad muy interesante y aunque seguro que ya no es el que era, como tampoco yo, si que me gustaría hablar con él.
Pero me temo que nos falta tiempo.

Unknown dijo...

Escribele, escríbele... ella tal vez también te ha encontrado, y si no cuando le escribas (no hace falta hacerse amigos) seguro que dice... anda, el chico ese de las gafas que parecía tan desubicado... mira lo que parece ahora, un superhéroe. ;-)
Tal vez puedes cambiar la foto del perfil, solo momentaneamente, para escribirle, no sea que no entienda lo de que eres toda una eminencia en Normalización, je, je.
En serio, yo he reencontrado amiguetes del cole y es genial ver cómo cambian las personas, sobre todo por dentro. Merece la pena el sonrojo.
Besotes,

SSS