Hace un par de años Koldo, un tipo realmente especial, al que no he vuelto a ver desde aquel día, me regaló un disco triple de Tom Waits. Solía regalar música, era una de sus curiosidades. Yo tenía algún disco de Tom Waits, otro tipo extraño, con una manera muy personal de cantar y una música cuanto menos, inusual. Confieso que apenas lo he escuchado, porque es difícil encontrar el momento, no es un músico fácil, de esos de ir tarareando.
La semana pasada fue horrible, mi familia decidió ponerse enferma por turnos, dormí poco y mal, mucho trabajo. Para rematar la faena, me tocó llevar a la nena a urgencias a eso de las 2 de la mañana, después de escucharla llorar desde un par de horas. Tenía un cólico. Cuando la cogí y la llevé al coche estaba diría casi enfadado. Súbitamente, antes de salir, rescaté uno de los discos de Tom Waits, siguiendo una intuición inoportuna e irracional. ¿Quién, racionalmente, se pararía un segundo a pensar en qué música escuchará en el trayecto? Yo no, pero el instinto alargó la mano.
Fue una revelación, se trazó al fin la línea que une la última vez que vi a Koldo y el cólico nocturno en una amarga semana dos años después. Madrid estaba interesante ese jueves a las tantas. Escaso tráfico, una brisa agradable, el momentáneo espejismo de ciudad vivible y humana. Ese es el momento de escuchar a Tom. Cobran sentido sus letras de borrachín, ese humo de cabaret que sale de las canciones, ese acordeón portuario, ese ruido como de bar de bajos fondos, esa ronquera de tabaco malo y anís barato.
Llegué al hospital calmado y sintiendo de nuevo piedad por la pequeña. Ana llegó despierta, enferma, pero tranquila. A la vuelta, con un Nolotil reptando por su cuerpecito, medio dormida. Yo conduje tranquilo, con sueño, pero en paz, hasta diría disfrutando del momento. Gracias, Tom. Gracias Koldo, donde quiera que estés.
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1 comentario:
Toda música tiene su momento, y mucha mala vida (ronquera de alcohol,noches en blanco, etc.) crean música que hacen mejor nuestra vida, que nos liberan de nuestras miserias y de nosotros mismos. Hace poco he descubierto yo también a Tom Waits, así que está reciente el deslumbramiento también en mi caso.
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