Acabo de subir de desayunar, y la variada conversación acabó, como no podía ser de otra manera, con la crisis dichosa. Mi colega José Luis (bienvenido otra vez a este variopinto mundo bloguero) se pregunta, como todos, cuándo y cómo acabará esto. Yo me acuerdo de unas clases de macroeconomía que recibí una vez de las que ya he hablado alguna otra vez (repetir las anécdotas y contar la misma cosa una y otra vez son el estigma maldito de los Santos). El profesor nos pintó cómo se cocina una depresión, y cómo unas variables iban tirando de las demás hacia abajo, retroalimentándose constantemente.
Ante el espanto general, preguntamos que cómo acaba eso, cómo es posible que todo vuelva a arreglarse otra vez, cómo se sale de ese agujero. La respuesta fue desconcertante. Se sale de ese agujero cuando se llega al fondo, y a ese fondo se llega cuando todos los actores creen a la vez que se ha llegado. Y poco a poco, se empieza a recuperar, hasta la próxima epidemia de euforia estúpida otra vez.
¿Os acordáis de la primera película de Pesadilla en Elm Street? Me gusta mucho cómo acaban con el monstruo de las pesadillas (aunque renaciera en incontables secuelas). Lo matan cuando dejan de creer en él, cuando lo rebajan a lo que es, a un mero sueño, inocente, que no tiene poder sobre ellos en el mundo real. Cuando lo creen de verdad, el asesino desaparece. Bello paralelismo: cuando dejemos de pensar, hablar y de creer en este monstruo que hemos creado y que nos está devorando, poco a poco desaparcerá y podremos volvernos a creer que las casas subirán de precio en espiral para siempre, y que podremos pagarlas ganando 1000 euros. Y todo volverá a ser tan hermoso como antes de la pesadilla.
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1 comentario:
Estoy absolutamente de acuerdo contigo: las crisis se acaban cuando dejamos de hacerles caso. Y a más a más, cuando al volver la buena situación no nos la creemos tampoco del todo.
El dinero es una cosa que debemos olvidar, como la salud.
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