miércoles, 12 de noviembre de 2008
Sin título
En ninguna de mis lecturas de ciencia explican dónde vive ese demonio que te sopla en el alma esos súbitos y momentáneos momentos de tristeza inexplicable en los que quieres meterte bajo la cama y esperar a que pase. Ataca cuando estás sólo, se ayuda de algún nimio acontecimiento como palanca, y de repente, el sol sale y te parece triste, pierdes el autobús y es tristísimo, sube el café y es tremendo, pasa un camión y quieres que acabe esa música, que paren esas ganas de ver algo horrible y llorar de verdad. Y cinco minutos después, el diablo verde y enano, ese trasgo grotesco se va a buscar otras orejas, y todo sigue igual y nunca pasa nada.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
4 comentarios:
Vaya...pues se ha debido venir a verme a mí ese enano verde...y me ha tenido hoy "secuestrada" en casa, pero me acaba de decir al oído que dentro de un rato se va con la música (triste, claro) a otra parte.
Por cierto, siento llevar tanto tiempo sin asomarme por aquí, que poquitos ratos de relax me permito ultimamente...
Bienvenida otra vez, colega. Te hemos echado de menos. Siento haberte pasado al enano, ya se marchará.
Es el viejo gnomo del otoño, que se empeña en enfangarnos de tristeza, bajando el nivel de luz y acortando el día, el que nos tiene así a todos, Jandriya incluida, que parece tan dura de roer contra la niebla...
Ma il duro inverno non dura eterno, ¡rinverdiró!
Publicar un comentario