viernes, 10 de septiembre de 2010

Irving y Auster

Acabo de terminar un par de las útimas novelas de dos escritores norteamericanos contemporáneos a los que vuelvo de vez en cuando. Hasta que te encuentre, de John Irving, y Brooklyn Follies de Paul Auster. Ellos dos son parte de una generación de autores, centrada en el noreste americano, con mundos muy distintos, pero con un cierto toque común. Ambas novelas me han parecido como emblemáticas o recopiladoras de los universos personales de ambos creadores, y me provocan ambas la agradable sensación de entrar en la casa de alguien conocido, de volver a un lugar muy querido y observar que todo está tal y como lo dejaste.

John Irving ha escrito una novela a la que encuentro muchos paralelismos con El mundo según Garp, su obra más conocida. Con abundantes referencias autobiográficas, contiene muchos elementos narrativos muy habituales en él: una familia desestructurada, la desaparición de la figura paterna, el peso constante y sigiloso del pasado, de las experiencias de la infancia, los asuntos de ese pasado no resueltos, que van a seguir siempre por ahí, y que van a salir de un momento a otro, la aparición abrupta y absurda de la muerte. Pero el tono de Irving está muy lejos de ser trágico o sentimental. Es un escritor que le encanta la excentridad, el humor y el sarcasmo, pero tiene una habilidad para, en sus monumentales novelas, encontrar un hueco para la ternura. No recuerdo haber llorado tanto leyendo un libro como con Una mujer difícil; varios de los personajes de esta novela tienen reflejo en Hasta que te encuentre.

Paul Auster sigue a vueltas, en Brooklyn Follies, con algunos de los temas que le apasionan, el azar y el destino como el más importante de ellos. El azar, absurdo, impremeditado, como mecanismo que hace girar y moverse las vidas. Los personajes suelen ser muñecos a los que las sacudidas de la vida les llevan a distintos lugares. Hay más temas aquí que son muy comunes en su obra: la atracción por el abismo y la decadencia, las relaciones familiares, el comenzar de nuevo cuando parece que ya no es posible, la búsqueda de la propia identidad y del propio espacio. Una novela optimista, en el buen sentido, es decir, no que todo sale bien porque el mundo es maravilloso, sino que, teniendo en cuenta lo brutal que puede llegar a ser la vida y el destino, la gente se sobrepone.

Ambos escritores me gustan, hablan de temas que me interesan (la relación padres-hijos, muy importantes en ambos, y que ahora por razones que todos conocéis son prioritarias), y lo hacen sin verborrea, con claridad, sin humos de autor moderno.

6 comentarios:

Brujitecaria dijo...

He leído la obra de Auster, pero no la de Irving. Estoy de acuerdo contigo en que Auster tiene la única visión optimista inteligente posible, la de que aunque todo sea terrible, siempre es posible recomponerse y volver a comenzar. El hotel al que acuden los protagonistas, el Hotel Existencia, es todo un símbolo de esto.
Ya pronto estaré de vuelta. y dejaré atrás mi Hotel existencia, la Quinta del triario

SSS dijo...

Pues no he leido a ninguno de los dos... me falta tanto por leer... lo intenté con Paul Auster comprando una novela suya al azar, pero debe ser que no dí con la buena... ¿alguna recomendación para empezar?

Por cierto, Marina... el pueblo con ferreterías (y muchas cosas más) es Moralzarzal. Pásate cuando quieras (extensible al resto de los lectoyentes, por supuesto).

Ricar2 dijo...

Hola, SSS. Brooklyn Follies puede ser un buen punto de partida, pero yo te recomiendo a John Irving, que a mí me parece mejor escritor con bastante diferencia: puedes empezar por "Príncipes de Maine, reyes de Nueva Inglaterra", por ejemplo.

miquel zueras dijo...

Me encanta Paul Auster. Yo recomiendo dos novelas de la llamada Trilogís de Nueva York: La ciudad de cristal y La habitación cerrada. Borgo.

Brujitecaria dijo...

Lo primero que leí de Auster fue El palacio de la luna y recuerdo que me absorbió totalmente.
Cuando pueda leeré a Irving, aunque te confieso, R., que tu juicio tan tajante casi me hace desistir de su lectura, aunque solo sea por llevar la contraria.
Recobro la cordura: soy muy mayor para no leer por oposición.

Ricar2 dijo...

No pretendía ser tan talibán. La comparación es absurda, son escritores tan dispares afortunadamente que se pueden disfrutar por separado. Solo quiero reivindicar a Irving, que es menos conocido que Auster, no es tan "de culto", pero a mi juicio es muy bueno, igualmente.

Borgo, gracias por la recomendación. No las he leido, pese a la fuena fama que tienen.