Un conmutador de doble llave Simon 31. Ni más ni menos. Cualquier otro modelo, me había dicho el electricista, y fastidias la instalación eléctrica, quemas todo el edificio, dejas sin luz a AENA y todos los aviones se estrellarán irremediablemente. El apocalipsis según Simón 31.
Me vi forzado pues a enfrentarme a mi gran enemigo, a la bestia parda, al Leroy Merlin. La tienda de los expertos en bricolaje, donde van los numerosos y sabios seres que saben poner molduras, que conocen sin duda lo que es una regleta, cuál es la mejor marca de taladradoras, dónde se ha aplicar la pintura mate, montan y desmontan armarios, hacen rozas y las tapan. Allí soy el último de los mortales, y lo saben. Todos los libros, todos tus conocimientos sobre macroeconomía, física subatómica, FRBR, allí no valen. Allí se valora que distingas entre el percutor del 15 o del 7, la llave de tal o cuál forma, el taco del 8 o del 6. Te atacan con terminología fascinante, subversiva (una llave Allen se pronuncia así, tal cual: "AYEN". Pura y simple subversión), con formas cautivadoras (tuberías en forma de insinuantes codos). Mi auto-defensa me convierte en un niño: cojo las pequeñas piezas y juego con ellas, aprieto los botones de los interruptores, abro los cajones de los muebles, cojo un metro y mido cosas.
Apenas un segundo después de hablar con un dependiente, ya descubro en sus ojos que sabe que no soy un iniciado, que está hablando con un "muggle", en terminología harrypotteriana. Pero ese día, el mito se vino abajo: no tenían ese tipo de conmutador (interruptor de la luz, para los gentiles), no lo trabajan. Pido algo que es demasiado para ti, LM. Te he vencido, ahora soy yo el que parece superior.
Mis investigaciones me encaminan a Bricomar, unos almacenes de bricolaje que juegan con la baza de ser más "profesionales" que LM. Y tienen ese aspecto: es una gran nave sin adornos, como un disco acústico. Entonces comprendí que el LM es todo una fachada, una tienda para muy iniciados. Bricomar pretende que te sientas mucho más entendido, está disfrazado de un almacén, pero seguro que los profesionales de verdad van a algún sitio más espartano.
Lo mejor del Bricomar, para terminar, son las cajas de tornillos, de todos los tamaños y acabados, que despertaron mi lado infantil (que no necesita mucho para despertarse), y hundí con gozo mis manos en tanto tornillo, que removí y dejé caer como si fuera un tesoro pirata. Bueno, allí conseguí mi conmutador especial. Ahora queda instalarlo. Ya os contaré
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5 comentarios:
Jajaja! Muy bueno... ¿De verdad no sirven de nada tus conocimientos de FRBR en el LM?
A ver si vas a romper Unicorn con tu conmutador, que me quiero coger vacaciones
Ja, ja, muy bueno, Marina. Maite, aunque parezca mentira, no, las FRBR, que parece que valen para todo, pues no; El LM es como la kriptonita, anula tus poderes.
Nosotros, que lo teníamos abandonado, ahora somos hasta del club LM, que hacen descuentos para recién mudados, captando fieles para la secta...
De hecho hoy mi chico anda por allí cambiando unas cortinas...
Pero nada como las ferreterías de barrio, de pueblo en mi caso... donde acaban teniendo de todo...
Silvia, ¿a que pueblo te fuiste, que se me ha ido del disco duro? Lo digo por lo de las ferreterías porque en mi pueblo no hay de esas.
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