Crecí leyendo tebeos de superhéroes. Con el tiempo afinaron mi espíritu crítico, aprendiendo a discernir y a valorar la construcción de personajes, la solidez de las tramas, y por supuesto, el talento visual y el narrativo. Tantos años después he vuelto a revisar algunas de aquellas historias, las que recordaba mejores. Amén de despertar añejas y melancólicas sensaciones, compruebo con pesar que la calidad con que tenía guardadas en mi memoria aquellas historias hoy se me desvanece entre los dedos, y me deja sin saciar.
¿Me habré hecho viejo y rancio? ¿es un error releer viejos títulos que nos parecieron magníficos y aquilatados? ¿es mejor que sigan durmiendo el sueño legendario en el que viven o hay que enfrentarlos sin tapujos a los ojos quizá ya cansados con lo que miramos hoy, que se lo saben todo y que igual han perdido la capacidad de la sorpresa y la ingenuidad?
lunes, 15 de septiembre de 2014
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