tag:blogger.com,1999:blog-55782102905030135332024-03-13T20:57:43.857+01:00lahoraderichiRicar2http://www.blogger.com/profile/04165272648854633274noreply@blogger.comBlogger151125tag:blogger.com,1999:blog-5578210290503013533.post-90285408285966053352024-03-13T20:56:00.006+01:002024-03-13T20:56:56.274+01:00<p> Te preguntas por el amor en el tiempo. ¿Se tranforma? ¿Es lógico y deseable que se transforme, porque si no se vuelve enfermedad, obsesión? </p>Ricar2http://www.blogger.com/profile/04165272648854633274noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5578210290503013533.post-65018259849372610782014-09-15T19:21:00.001+02:002014-09-15T19:21:08.582+02:00Aquellas viejas lecturasCrecí leyendo tebeos de superhéroes. Con el tiempo afinaron mi espíritu crítico, aprendiendo a discernir y a valorar la construcción de personajes, la solidez de las tramas, y por supuesto, el talento visual y el narrativo. Tantos años después he vuelto a revisar algunas de aquellas historias, las que recordaba mejores. Amén de despertar añejas y melancólicas sensaciones, compruebo con pesar que la calidad con que tenía guardadas en mi memoria aquellas historias hoy se me desvanece entre los dedos, y me deja sin saciar.<br />
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¿Me habré hecho viejo y rancio? ¿es un error releer viejos títulos que nos parecieron magníficos y aquilatados? ¿es mejor que sigan durmiendo el sueño legendario en el que viven o hay que enfrentarlos sin tapujos a los ojos quizá ya cansados con lo que miramos hoy, que se lo saben todo y que igual han perdido la capacidad de la sorpresa y la ingenuidad?Ricar2http://www.blogger.com/profile/04165272648854633274noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-5578210290503013533.post-51104010017768866582014-03-14T23:18:00.000+01:002014-03-14T23:18:48.935+01:0010 vecesEse día, del que ahora se cumplen 10 años y que, por nuestra pasión por lo simbólico y lo redondo, toca recordar y rememorar, aunque duela, fue sobre todo abstracto. Es el día en el que se romplen las reglas, en el que los cimientos se quiebran. De repente, subí a un autobús, y la máquina de validar los billetes estaba tapada por un plástico: no había que que pagar, porque, como era mi caso, las personas deambulaban de hospital en hospital buscando a alguien.<br />
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¡Qué extraño! Vine a la biblioteca en el autobús, el 37, pasando al lado de Atocha, y llegué al trabajo con normalidad. Si me hubiera fijado, ¿habría visto a la gente salir de la estación, y de sitios poco habituales de los alrededores, como embobados, serios ejecutivos con maletines mirando al vacío, como tantos otros dijeron haber visto? Caminamos ciegos, sin ver. Aún más raro fue que aquella mañana nos reunimos en el trabajo, y comenzamos a tratar alguna trivialidad tremebunda bibliotecaria. Interrumpimos a los pocos minutos. Era ese mundo abstracto, que se estaba haciendo presente.<br />
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Más tarde, cuando el asunto impactó y me convertí en uno de esos seres de mirada ensimismada, que visitaba hospital sin hospital, buscando a una chica a la que no conocía y de la que solo sabía el nombre, poco importaba ya nada. Con una eficacia metódica tracé las rutas y los medios de transporte más adecuados y rápidas. Visité salas de espera atestadas, de gente asombrosamente tranquila, leyendo listas de heridos y de muertos, que cambiaban constantemente. En la última visita, un médico habló a la sala abarrotada. Antes de colgar la lista, una lista unificada de todos los hospitales, nos advirtió de que si no encontrábamos la persona que buscábamos en esta lista, nos pusiésemos en lo peor. Lo dijo de modo muy crudo, "lo más probable es que estén muertos", y a mí me repugnó. Más aún cuando no estaba allí. Más aún cuando al final tuvo razón.<br />
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10 veces ya 11 de marzo. Unos años después de la tragedia, soy habitual de esa línea de tren, y de esa hora. Ya casi nunca, pero muchas veces me han venido ráfagas de recuerdos, muchos de ellos falsos, y he mirado a la gente de alrededor, viviendo un día normal y reglado. La sombra abstracta y quebrada sigue por aquí, dentro de todos los que nos tocó vivir esa insoportable mañana.Ricar2http://www.blogger.com/profile/04165272648854633274noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-5578210290503013533.post-59437493598247515162013-10-08T20:20:00.002+02:002013-10-08T20:24:30.624+02:00Todos los datosEn "Watchmen", la novela gráfica de Alan Moore que, a los que crecimos leyendo tebeos de superhéroes americano, nos hizo ver lo que había detrás de esos cómics y nunca quisimos ver, el personaje de Ozzymandias es un superhéroe retirado, que ha descubierto que es mucho más rentable vivir de la imagen de superhombre y su merchandising que de jugarse la vida disfrazado con un pijama. Se siente liberado de cualquier obligación moral, quizá porque sabe que es imposible cambiar un mundo abocado a la tercera guerra mundial (el conflicto ruso-americano llevado hasta el extremo en el universo distópico que plantea esta obra), desde la calle, deteniendo al ratero de turno, o al pobre científico loco, mientras los grandes poderes a los que sirve y a los que se supone defiende se rinden ante los lobbies de las industrias de la guerra, abocados al conflicto contra el otro mundo, que a su vez tiene a sus propios super campeones. Se siente liberado de su compromiso, pero no por ello está más asqueado del derrotero moral de su país, al que ama, pero por el que se siente impotente al ver como se encamina sin lucha hacia la destrucción.<br />
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Encerrado en su torre, desde el que gobierna su imperio juguetero y mediático, ejercita su poder favorito, el del análisis. Contempla las centenares de pantallas de televisión, cada una sintonizando una cadena distinta de algún lugar del mundo. Es incapaz de saber lo que pone cada una, de escuchar todos los debates, de saber con detalle lo que cuenta cada informativo, lo que vende cada anuncio, qué es lo que pasa en cada reality. No ve eso, pero ve más allá: es capaz de descifrar el hilo conductor que une todo eso, es capaz de sumarlas, y de dividirlas, y de saber sacar en producto común, el que pone en movimiento todas las pantallas, y, a través de ellas, ve, como ningún otro habitante humano es capaz de ver, a dónde va el mundo, a qué destino inexorable le conduce el conjunto de miedos, fobias, anhelos y esperanzas que son las sociedades y que dan forma al mundo.<br />
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Recientemente he asistido a un par de jornadas sobre el archivo web, esa utopía imposible, ambición loca de bibliotecarios irredentos, por conservar todo lo que el hombre piensa o ha pensado. Nunca antes como ahora se ha tenido acceso a lo que piensa cada individuo, lo que le conmueve y lo que le subleva, nunca antes ha quedado como ahora tan patente que el concepto de sociedad es un quimera, que somos un cúmulo de excepciones que coinciden arbitrariamente, pero que al mismo tiempo, en una suma infinita e inaprensible, tenemos una conciencia común, una especie de animal nocturno que acecha en cada portal y en cada casa.<br />
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Algunos valientes se han atrevido ya a intentar extraer coordenadas comunes que saquen conclusiones de todo el océano inabarcable de datos que supone Internet. Gente que analiza, que estudia, y que sumando todas las conciencias, reales o simuladas, que subimos a este nube ya tormentosa, como este blog que ahora escribo, intentan explicar lo inasible y ver, nunca afortunadamente con la estremecedora claridad que el legendario Ozzymandias, qué es lo que nos aflige y, en definitiva, a dónde se encamina en mundo.<br />
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<br />Ricar2http://www.blogger.com/profile/04165272648854633274noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-5578210290503013533.post-76435028469189540762013-08-27T23:04:00.002+02:002013-08-27T23:04:25.143+02:00La magnitud de la tragediaVivimos rodeados de inmensas tragedias y desastres continuos. Hablo de catástrofes, claro, y guerras, hambrunas y desastres naturales. Pero hablo también de la tragedia cotidiana, esa que leemos apenas en un periódico de sucesos, o que se menciona en un telediario, siempre rodeado de una estadística que le da contexto, que la relaciona con otros hechos con lo que nada tiene que ver, salvo el final. Nada explican esos datos, porque la tragedia es única e irrepetible y cuando golpea, tambalea y destruye.<br />
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Cuando sabes, siquiera mínimamente, más de la historia de la que cuentan los diarios, y ves que su número se suma a otros que están clasificados como el mismo tipo de tragedia, te das cuenta de que es errónea, de que esta tremenda desgracia tiene elementos únicos, personas reales, a menudo cercanas, y que los comentarios de airados lectores son injustos, desmedidos, llenos de desconocimientos.<br />
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Emitimos juicios, a todas horas, sin medida, sobre todo lo que ocurre al otro lado del mundo, o sobre nuestro vecino más cercano, del que sabemos poco más que el nombre. Juzgamos a todas horas, ponemos etiquetas, manoseamos sin pudor otras vidas y otros hechos con una ligereza nauseabunda, cínica. Habría que callarse, o dejar de pensar, pero es imposible permanecer callados, o pensar lo que se dice, y es prácticamente inalcanzable no pensar en nada. Lo único que tenemos que hacer en estos casos, amigos que sepáis de lo que hablo, es permanecer mudos ante la magnitud de la tragedia.Ricar2http://www.blogger.com/profile/04165272648854633274noreply@blogger.com3tag:blogger.com,1999:blog-5578210290503013533.post-85872868085534789432013-05-17T19:57:00.003+02:002013-05-17T19:58:35.021+02:00Tiempos mejoresAl final de "La naranja mecánica", la novela de Anthony Burgess (que por un curioso embrollo editorial conoció un involuntario final distinto en la película de Kubrick, que en nada se parece al del libro), el adolescente ultraviolento Alex se ha convertido en un inocente y asustado joven gracias a las terapias modificadoras de conducta, cuyas técnicas despiadadas matan en el joven sus ansias destructivas, pero curiosamente también aniquilan su afilada percepción de la belleza musical, cuyo sonido no puede soportar más, a su pesar.<br />
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Acosado por sus antiguos rivales pandilleros, que se han convertido en violentos y arbitrarios policías, acaba albergado en casa de un activista anti-tortura, que curiosamente fue una de las víctimas de uno de los crímenes más horrendos de Alex. F. Alexander, que así se llama este escritor, cuya obra maestra fue cercenada y destruida por el asalto del Alex ultraviolento, cobija al joven y le explica que, en el tiempo que ha pasado en la cárcel, la situación ha cambiado: el Estado, la policía, ha monopolizado la violencia, acogiendo a los antiguos pandilleros, que propinan palizas por doquier al joven que viste distinto, al que protesta. La sociedad en general está satisfecha, pese a todo: han desaparecido los jóvenes que ejercían la violencia contra pacíficos ciudadanos, y ahora la gente "normal" vive tranquila en sus casas. "La gente", dice Alexander, "sacrifica gustosamente su libertad por un poco de tranquilidad".<br />
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Gran verdad, aplicable a sociedades de todos los tiempos y lugares. Sociedades sometidas, con gusto, al capricho del dictador y de sus cuerpos de seguridad, ciegos al castigo injusto, admitiendo la tortura del disidente, con tal que la violencia oficial también acabe con el delincuente que molesta su cotidianidad, en una especie de pacto soterrado, macabro y de alguna manera mutuamente beneficioso. Solo así se explica las sociedades que añoran los años oscuros de falta de libertades, pero de seguridad callejera. Los que añoran el comunismo, los que añoran las dictaduras, las torturas y las desapariciones, los que lo perdonan todo con tal de vivir en un añorado orden, donde el ladrón es castigado, donde el perturbador desaparece, donde no hay por qué hacerse preguntas. Mi padre, cuya deriva política e intelectual no sabemos a dónde le puede llevar, comentaba que un amigo de sus bares añoraba los tiempos pacíficos y ordenados de la dictadura, donde el extranjero era extraño y en todo caso pintoresco, donde el mundo era ordenado, no era volátil, donde se sabía lo que iba a pasar mañana, donde la desviación y lo diferente estaba escondido y asustado.Ricar2http://www.blogger.com/profile/04165272648854633274noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-5578210290503013533.post-78735518574847689452013-03-03T19:32:00.001+01:002013-03-03T19:32:16.226+01:00Mucho tiempo sin decir nadaMucho tiempo sin pasar por aquí. 2 meses. De sequía y de chispa. ¿Qué querrá decir esto? ¿Ya no tengo nada que contar sin miedo a repetirme? Los niños siguen creciendo, les siguen saliendo sentimientos nuevos, usan el vocabulario de manera intuitiva, inventando, remarcando. Me hace gracia esa transparencia en sus rodeos, a veces directamente indescifrables, pero en ocasiones claros como el agua, aunque uno a veces tenga que hacerse el tonto.<br />
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He leído libros, de los que quise escribir en su momento, pero no encontré las ganas. Hoy ya me quedan un poco más lejos y ya no estarían igual de "frescos". La familia, bien, gracias, mis padres se hacen viejos, y su lenguaje, como el de los niños, es deformado también para hacer resaltar lo que les parece evidente. En la boca de los ancianos, el lenguaje es repetitivo, insistente, ya inamovible, milenario, pero incide en lo mismo, en unos fantasmas que ya son tan reales como nosotros. En su caso, más que deformar el lenguaje, como he dicho antes, es la propia realidad la que deforman, sus recuerdos ya son falsos al día siguientes, y todo corrobora sus teorías y sus supuestos.<br />
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Y nosotros, los asustadizos adultos, en medio, aturullados, sin aliento, sin tiempo y casi ni energía, siempre sobrepasados, apagando un fuego para ver cómo se enciende otro, siempre con un soniquete sordo en la cabeza, que no escuchamos o no nos atrevemos a escuchar. Llega la noche y queremos dormirnos, no sea que nos atrevamos a pensar en lo que nos espera.Ricar2http://www.blogger.com/profile/04165272648854633274noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-5578210290503013533.post-29569862663495366862012-12-27T01:00:00.000+01:002012-12-27T01:03:43.847+01:00Algunas piezas más del puzleHace algunas semanas pude ir poniendo algunas piezas más del puzle de mis antipasados, de los viajes y migraciones de mis padres y abuelos. La resistencia a hablar de aquellos duros años de trabajo de sol a sol, recuerdos que cada vez van tomando ya carácter de leyenda o mito, deformados, con el sabor de las historias lejanas en las que ya no se puede confiar.<br />
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Parece ser que lo que trajo a mi padre a Madrid desde el agreste solar extremeño no fueron estrictamente las penurias, sino una casualidad en forma de accidente laboral de mi abuelo, que le obligó a asistir a un médico de la capital. Superada la crisis, las mayores oportunidades de la metrópoli les llevaron a asentarse, trabajando como guardeses o aparceros en una finca de las afueras del susodicho doctor. Por motivos que no me quedaron claros, aquello se acabó, y mi abuelo y mi padre dieron con sus huesos en la lejana Murcia, mientras mi abuela y el resto de sus hijas menores quedaron en Madrid.<br />
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Allí, pisando uva primero y después arrancando esparto, que debe ser un trabajo extremo y extenuante, pasaron algún tiempo. Cuenta mi padre que el jornal iba casi íntegro para Madrid, y que ellos se alimentaban de pan y chocolate, para ahorrar. Cuántas imágenes del cine y la literatura se agolpan y de repente se hacen realidad. Cómo serían aquellos años para el joven de pueblo, a la sombra de un padre que a mi me ha quedado como una especie de figura legendaria y especial.<br />
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De mi abuelo no tengo recuerdos, pero sí unas peculiares grabaciones en cintas de magnetófono, en las que engarza unos monólogos, ignoro si suyos o no, a modo de chistes o historias curiosas, con un humor suave, breves relatos como aquel del potentado que le pregunta a su hijo por la profesión a la que se quiere dedicar. Tras enumerar varias, exaltando sus virtudes, el chico finalmente dice lo que quiere ser: "Papá, quiero ser hijo, hijo y nada más". Esa historia tan breve, simple e interpretable, a mi me trae recuerdos de esas edades en las que ser hijo es una profesión deseable y que parece eterna, pero que uno nunca valora, hasta que aparece la vida adulta y empieza a marearte.<br />
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Poco más se decir de mi abuelo, menos aún de los abuelos de mi madre, perdidos en los albores de la guerra, que adquieren el carácter de las fotografías borrosas y de los seres de humo, de esos que miran en las fotografías como si ya se supiesen antiguos y olvidados.Ricar2http://www.blogger.com/profile/04165272648854633274noreply@blogger.com4tag:blogger.com,1999:blog-5578210290503013533.post-26247109815831882962012-11-18T00:40:00.002+01:002012-11-18T00:42:59.644+01:00Amor demasiado precoz¡Que está enamorado, me dicen! ¡Que un amigo suyo del cole dice que H. está enamorado de otra niña; ojalá, se trata de una niña dulce y discreta, creativa y tranquila! Qué pena que no pueda creerlo. En su mundo egocentrista no queda espacio para el amor todavía, con todo lo que tiene que absurdo, de desapego y de abandono. He visto salir en mis hijos los sentimientos como quien les ve salir los dientes. Les salen en el momento adecuado, pero, a diferencia de los dientes, ya no vuelven a caerse nunca más. He visto cómo aparecía el miedo, el temor, en el momento adecuado, cuando se despegan de la madre y caminan solos, y el miedo les ayuda a calibrar los peligros.<br />
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He visto nacer la avaricia, el egocentrismo, básicos en los primeros años, que necesitan de todo para sostenerse; la envidia, ese sentimiento erróneamente menospreciado y vituperado, pero que en realidad nos azuza, nos estimula diariamente, si lo conducimos con sabiduría. El amor solo existe entonces como apego desesperado y absoluto hacia sus padres, verdadero norte, paraguas, barrera, cobijo, referencia. La amistad también existe, aunque se torna enfado con mucha frecuencia, porque choca con la avaricia; la amistad desinteresada y sin fin no creo que se haya consolidado aún, es solo de momento un subproducto de la convivencia obligatoria que es esa dura red de relaciones que es el colegio.<br />
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Pero el amor a otra persona, ¿para qué? ¿Qué función puede tener aún? ¿Ensayo general? ¿Tiene la misma función entonces que el juego, que es un mera reproducción inofensiva y controlada de las experiencias reales? El amor ha de salir cuando la personalidad se haya asentado, cuando se haya comprendido al fin nuestra insignificancia, nuestra prescindibilidad. Es entonces, amén del reclamo genético de la perpetuación, cuando surge la necesidad de amar y ser amado, la de no sentirse nunca más solo, la de tener un depósito seguro de afecto y de mutua comprensión. Y que lleve indefectiblemente a un calvario o a un remanso.Ricar2http://www.blogger.com/profile/04165272648854633274noreply@blogger.com3tag:blogger.com,1999:blog-5578210290503013533.post-53043200006649965962012-10-10T20:43:00.000+02:002012-10-10T20:43:19.447+02:00Borrado totalParece ser que la zona de columpios de hierro donde yo iba a jugar de pequeño ya no existen, reducidos a unos exiguos y acordonados toboganes de plástico. El cole donde fue de 6 a 9 años, aquellos barracones prefabricados donde nos hacinábamos clases de 40 niños, y un enorme patio de desolación arenosa, que hoy sería inadmisible, ha quedado arrasado por un vistoso cole con un patio de cemento; el otro cole, "el de los mayores", un edificio feo, lleno de escaleras, frío en todos los sentidos, hoy es una especie de colegio para niños "especiales", aunque me temo que no tiene mucho uso, porque el patio, que era una explanada de cemento ya agrietada, está lleno de malas hierbas, su rejas descoloridas. La zona por donde iba caminando a este cole, hoy está vallada, sus terrenos pertenecientes a una instalación para niños con minusvalía o algo así.<br />
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El descampado enorme cercano a mi casa donde se disputaban épicos y anárquicos partidos de fútbol, hoy es un aparcamiento, que apenas puede contener a los millones de coches con que se ha poblado el barrio. El resto de numerosos descampados que poblaban, o que despoblaban, este barrio asimétrico y desordenado que era Aluche, que creció y se desarrolló como un jardín sin cuidar, sin ninguna línea recta, sin sentido, misterioso y genial, está todo hoy cercado, vallado, delimitado, perfectamente rectilíneo, cerebral, calculado, sin posibilidad para la imaginación y sin cabida para las leyendas urbanas, como ese misterioso túnel o tubeía gigante cerca de la estación, que nadie sabía dónde conducía, y donde cada verano se cometían horrendos crímenes o se descubrían pavorosos restos humanos, o de ritos satánicos, o lo que se nos antojara por la temporada.<br />
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Mis cosas han desaparecido, mis juguetes, mis cómics, mis discos, mis creaciones, como ya expliqué <a href="http://lahoraderichi.blogspot.com.es/2008/10/el-gato-mortal-ha-muerto.html">aquí</a>, arrancados para siempre por una locura transitoria y cómica de mi padre, en una especie de inversión limpiadora del síndrome de Diógenes. Han cambiado las aceras, han pintado las casas, han cerrado las tiendas, han derribado los edificios emblemáticos, han desaparecido las personas, los actores secundarios. A veces me da por pensar que hay un personaje oscuro, metódico y retorcido que está borrando poco a poco las huellas de mi existencia.Ricar2http://www.blogger.com/profile/04165272648854633274noreply@blogger.com6tag:blogger.com,1999:blog-5578210290503013533.post-15982274868487091252012-09-17T22:29:00.000+02:002012-09-17T22:29:04.267+02:00La simetría de las palabrasY ayer volvió a pasar. Qué casualidades urden las palabras, cómo se asemejan, cómo juegan, se esconden, saltan, mudan ligeramente de significado, aparecen para reírse o para ponerse serias. Pues hace ahora un par de meses que oí por vez primera la palabra <i>claque</i>, que, ya sabéis, es ese público que va pagado o amistado con el artista para aplaudir en los momentos concertados y arrastrar al público neutral y crítico. Pues yo nunca había oído esa palabra, aunque la persona que la nombró no diera crédito. Tan poco sabía de ella que no supe buscarla en el diccionario: clá, clac. Y va la muy tunante y vuelve a aparecer dos veces en los próximos días, en contextos distintos, por personas diferentes, sin contacto, la última de ellas en un texto escrito, que fue la que me llevó a su conocimiento, a su secreto, pues cuando la ves escrita cuando la palabra ya está desnuda.<br />
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<a href="https://encrypted-tbn0.google.com/images?q=tbn:ANd9GcR0otHZb43mSVMAkNw61c5v9a02U1-NHQb_3N2aaWFGRsr6-laGyQ" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://encrypted-tbn0.google.com/images?q=tbn:ANd9GcR0otHZb43mSVMAkNw61c5v9a02U1-NHQb_3N2aaWFGRsr6-laGyQ" /></a></div>
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Y esta semana vuelve a pasar. Curiosamente la misma persona que inició el asunto claque, va y dice que mi nueva bolsita para guardar el desayuno se parece al cabás que llevábamos cuando éramos colegiales. A todo el mundo le pareció muy acertada la comparación, pero que me aspen si sé qué demonios es un cabás. Un repollo en inglés, fue lo único que se me ocurría. Mis intentos de buscarla en el diccionario, imposibles. Y héte aquí que hoy aparece otra vez, en el libro que estoy leyendo, así, como burlona, como acusándome de haberla ignorado y olvidado, reivindicándose ante mí o pavoneándose, quién sabe lo que piensan las palabras de nosotros.<br />
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<br />Ricar2http://www.blogger.com/profile/04165272648854633274noreply@blogger.com7tag:blogger.com,1999:blog-5578210290503013533.post-60744651694952607182012-07-24T15:59:00.000+02:002012-07-24T15:59:04.785+02:00Lo que cobra el fontaneroSeñores, señoras:<br />
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Si llega el fontanero a casa y te sopla 120 euros por cambiarte el grifo de la ducha, que sepaís que no estáis pagando las piezas, no estáis pagando el desplazamiento, no estáis pagando la mano de obra ni el tiempo empleado.<br />
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Lo que estáis pagando, amigos, es el precio de vueltra maldita ignorancia.Ricar2http://www.blogger.com/profile/04165272648854633274noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-5578210290503013533.post-40250581020439194472012-07-18T18:19:00.000+02:002012-07-18T18:19:29.131+02:00El e-mail como placeboEn estos turbulentos días de revuelta, estupor e indignación del colectivo, bullen los pasillos, proliferan los corrillos, un mínimo comentario se puede transformar en un debate más o menos serio. Hay cierto monolitismo en todas las opiniones, se oyen frases que empiezan a sonar ya a tópico y, sobre todo, hay avalancha de correos. De entre todos los correos me han llamado la atención varios que siguen la estela del "pásalo", tanto que me ha surgido esta idea del e-mail como el placebo, como el sustitutivo de la reflexión y el de la acción.<br />
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En estos días en los que el mensaje subyacente, sobre todo empleado por movilizadores correos y panfletos sindicales, es que no te puedes quedar callado, que hay que luchar, que hay que gritar, también llegar con frecuencias los mensajes que reproducen alguna soflama, denuncia, información, casos real, con el inconfundible tufo del refrito y del copia y pega. Y acaban con un directo o indirecto arrebato final que invita a reenviar el mensaje a todo el mundo, a que dé la vuelta a la tierra, a que circule ad infinitum por la nube, como si el mundo se rigiera por lo que hay en el correo, habitualmente lleno de basura, de niños que necesitan transplantes, de avisos sobre los dañinos de tal o cual producto diario, de amenanza terroristas o cataclísmicas inminentes.<br />
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Y uno debe reenviar el mensaje y sentirse después implicado, satisfecho, luchador, irredento, y mirar con recelo al compañero que lo ha borrado sin leerlo y ha roto esta cadena imparable, que va a cambiar el mundo a base de mails incendiarios.Ricar2http://www.blogger.com/profile/04165272648854633274noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-5578210290503013533.post-25038457163598531022012-07-14T19:25:00.002+02:002012-07-14T19:25:57.059+02:00Una sonrisa primigeniaLa sonrisa de un bebé de pocas semanas o meses, inesperada, súbita, espontánea, que desaparece en el siguiente segundo, puede interpretarse de dos maneras:<br />
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Una, la más fría, es que esa sonrisa es un espasmo, un ensayo de un cuerpo en formación que está aprendiendo a actuar conjuntamente, a compenetrarse, sin más significado emocional que una coincidencia afortunada de movimientos musculares.<br />
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La otra es pensar que la sonrisa denota que la alegría es un sentimiento básico y congénito, una piedra base del organismo, que utiliza el optimismo como medio para sobrevivir. Una expresión estentórea de la alegría de estar vivo.<br />
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Elegid la explicación que más os guste, o cualquier otra que os plazca.Ricar2http://www.blogger.com/profile/04165272648854633274noreply@blogger.com4tag:blogger.com,1999:blog-5578210290503013533.post-44857458881795389502012-06-04T22:53:00.001+02:002012-06-04T22:53:35.357+02:00Unas historias de la guerraCuando Evelyn Waugh inicia su trilogía sobre la Segunda Guerra Mundial (que se conocerá como Sword of Honour), o, al menos, sobre la SGM que él vivió, es un escritor reputado, con recursos, lo que le sitúa en la posición de poder ofrecer su visión sabiendo que el público, al que había encandilado con Brideshead revisited, iba a recibir lo que escribiera, aún frescos en su recuerdo los apagones, los bombardeos, los discursos de Churchill.<br />
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Iniciada su lectura, uno rápidamente se da cuenta de que allí se va desarrollando un ajuste de cuentas, con la guerra, con la religión, con la burocracia, con la hipocresía, y con todos aquellos con lo que Waugh está en fricción. Añorador desde el principio de un honor y una gallardía de los antiguos caballeros católicos ingleses, quizá solo existentes en su imaginación, Waugh, y su imagen especular en las novelas, Guy Crocuhback, describen una guerra muy poco gloriosa. Men of arms, el primer volumen, trata de la vida en una Inglaterra que mira de reojo el asombroso despliegue nazi, que traga como puede el desastre de Dunkerke, pero que se afana más en conseguir buenos puestos en la nueva escala militar. La guerra de burócratas y de incompetentes, de personajes caricaturizados con amargura y resentimiento, ocupa esta novela, para acabar con una chapucera escaramuza en las playas de Dakar. Officers and gentlemen, el segundo tomo, y último de los que he leido, abunda por el mismo camino, esta vez en territorio africano, para acabar con otro desastre, esta vez en la isla de Creta.<br />
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A través de la escritura morosa y parca de Waugh se destilan sus rencores y se adivina una personalidad vitriólica, ajada y amarga. Su resentimiento es patente, pero incluye también una parte de autoflagelación en la figura de su otro yo, un ser apático, anodino, desesperantemente inactivo. Su resentimiento llega también a las mujeres. A Waugh, durante una ausencia, su mujer le abandonó por una amigo, y este hecho se refleja con claridad como una herida abierta a través de la peripecia exacta que sufre el protagonista, y del descarnado retrato posterior de la mujer. Pero es en una escena entre ellos dos donde está el mejor momento de estas novelas. Guy, fiel católico, es animado por las palabras de su párroco, que le dice que una esposa siempre conserva su carácter de esposa, a intentar un acercamiento sexual a ella, sancionado a su parecer por las reglas de la religión. La mujer no le rechaza hasta que descubre que han sido las palabras del sacerdote las que han desencadenado todo, y con duras y certeras palabras le desprecia.<br />
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Teniendo una escritura fría y desapasionada, es curioso ver como por las grietas de la estructura asombra todo el rencor y el dolor que este dandy furioso llevaba escondido.Ricar2http://www.blogger.com/profile/04165272648854633274noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-5578210290503013533.post-70433732726928040622012-05-03T22:07:00.000+02:002012-05-03T22:07:15.485+02:00Nuevos recién llegadosUn mes un poco de locos, un poco de pereza y, por qué no, de falta de inspiración y de arrebato, ha causado un abandono de este cuaderno de locuras. Espero que momentáneo, se verá. Al menos, he sumado un nuevo lector, colega de experiencias cinéfilas, (tengo muy pocos colegas de carne y hueso con los que compartir mis rarezas), al que hace tiempo que no veo. y ¡qué sorpresa! va a ser papá. Vivo rodeado de madres y padres que este año van a debutar en este deporte único e inclasificable, pero siempre se recibe con sorpresa y con mueca de ironía un nuevo fichaje. Enhorabuena, JL, (bueno, de paso, a los dos JLs que leen este blog y que van a ser padres).<br />
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Y en la casilla de salida, tres nuevas incorporaciones. Por un lado, C., niña deseada, niña inesperada, niña arrebatada al vacío, niña que nace, como muchos, de casualidades, de una mirada atenta de un médico que asume el poder de un Dios por un segundo, punto y seguido de una historia de búsqueda, de un anhelo y de una lucha contra lo que parecía ya un imposible. Es una historia que merece contarse, pero no me corresponde a mi hacerlo. Los que hemos estado en esto, casi siguiendo en directo todo el proceso, repasamos mentalmente una y otra vez los acontecimientos, nos gustamos en recontarnos este asunto que hemos llevado entre manos, por el que hemos sentido a menudo mucha impotencia, pero que ha acabado de un modo mágico, casi diría misterioso. Y ahí estás, lo demuestran las fotos que ya hemos visto, por supuesto indolente a todo lo que ha removido a su alrededor.<br />
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La otra nueva incorporación a este mundo que se está poniendo difícil, (pero en el que parece que seguimos teniendo fe, a juzgar por el ritmo frenético de pequeños habitantes que han venido y están por venir) es otra chica, ya con algunos meses, pero que ha tenido que pasar por quirófano, por un asunto en apariencia importante, pero que se ha resuelto estupendamente. Su venida al mundo ha sido una de las más inesperadas, una noticia sorprendente, descubriendo a una madre latente donde menos se sospechaba. Un último tren, una última oportunidad, una niña del ocaso, una belleza postrera. Su nueva vieja madre brilla desde entonces con nueva luz, un misterio.<br />
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También en el descuento se concebió al tercer recién llegado. Si C. se resistió a venir, y solo nació cuando la echaron, D. se quiso adelantar, mucho, y a los 6 meses se presentó. Niño menudísimo, una avellana que pelea con prisa por llegar a alguna parte. Pelea con entereza, minuto a minuto, por ir creciendo, buscando un sitio en un mundo al que llegó demasiado pronto.<br />
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Demasiado pronto, demasiado tarde, arriba, abajo, fuerte, exangüe, inesperado, obvio, es igual, el tropel está aquí ya, empujando, queriendo saborear, chapotear, dar guerra, empezar la batalla eterna con los padres enemigos y solo momentáneos aliados, experimentarlo todo porque son el primer ser sobre la tierra, porque nada ha existido antes. Tener hijos es un tormento, una tortura, es la raya que divide la vida, que nunca vuelve a ser la de antes, tener hijos es la coartada perfecta para todos los errores que hayas cometido, porque todo lo que hayas hecho conduce a ellos, a su fragilidad, a su sorpresa, a esa boca abierta al contemplar algún milagro rutinario, a su sueño tranquilo, a su rebeldía, a otra vida que no es la tuya y que sin embargo.......Ricar2http://www.blogger.com/profile/04165272648854633274noreply@blogger.com6tag:blogger.com,1999:blog-5578210290503013533.post-11764661111574347072012-03-13T19:34:00.001+01:002012-03-13T19:35:48.513+01:00Al final, un pequeño incidenteMe fui en metro y en tren al hospital. Después de recibir la noticia de mi hermano, con voz urgente y parca, de que a mi madre le operaban de improviso, cogí mi abrigo y, con la noche ya caída, me fui al metro, con la intención de cruzar Madrid en tres trasbordos. Ni se me pasó por la cabeza coger el coche, que me habría puesto allí en minutos. A esas horas no habría tenido problemas de tráfico ni de aparcamiento.<br /><br />No fue hasta llegar a Vallecas que no me pregunté qué estaba haciendo allí, esperando al tren, como si no hubiera prisa, como si fuera a una trivial cita. Por el camino me iba diciendo que ella estaba muy débil, si no veían los médicos que no debían tocarla, que se iba a romper a trocitos. Llegué allí con cierto miedo a salir a la calle, y a subir a la sala de espera del hospital, con temor a lo que ellos ya sabrían y yo no, con pánico a las noticias. Horas abstractas, en esa sala de espera que es como todas las salas de espera junto a quirófanos, mudas, sucias. Era una sala pequeña y absurda, con un inútil cuartito vacío dentro de ella, de apenas 4 metros cuadrados.<br /><br />La operación había ido muy bien, decían, y nos apremiaban para marcharnos a casa, hasta la mañana siguiente. Cuando volví, ya de día, apenas reconocía a la anciana de la cama, pálida, enjuta, con ojos asustados pero adormecidos. Sus 80 años habían caído de repente, como un aguacero tremendo y tempestuoso, acabando con todo. En los días siguientes aparecieron el miedo a haber llegado a ese punto de no retorno en la vida de ciertos ancianos, que se deslizan en una decadencia, que se absorben, que parece que solo quieren dormir. <br /><br />Hoy, con la enferma recuperada, en casa, de nuevo con sus energías, todo parece un exceso de tragedia. Recuerdo no sin vergüenza los momentos vividos, y los imaginados, los “cómo va a ser ahora todo”. Una operación bastante corriente, casi nunca grave, con pocas consecuencias. A mi alrededor, en el trabajo, asuntos y desgracias mucho más graves y penosos han pasado en estos días. Pero es lo que a uno le pasa lo que te afecta de verdad, quizá sea egoísmo, no sé, han sido unos días confusos y agotadores.Ricar2http://www.blogger.com/profile/04165272648854633274noreply@blogger.com4tag:blogger.com,1999:blog-5578210290503013533.post-77144059636538831172012-02-19T22:23:00.002+01:002012-02-19T22:39:52.548+01:00Ahora, hablaremos del GobiernoDesde hace algunos meses, Italia tiene nuevo primer ministro, un economista llamado Mario Monti, no alineado con ninguno de los estrafalarios partidos de su país. El hecho de que no haya sido un gobernante elegido democráticamente es muy grave. Los partidos, conscientes de los graves momentos que se esperan, han decidido apartarse para que sea otro el que se lleve los varapalos. Los mercados, los poderes económicos, esos que han convertido a la política en algo anticuado, en un absurdo juego de sombras no muy diferentes de las discusiones de hinchas futbolísticos en un bar, parece que se han quitado la máscara y han decidido eliminar el engorroso trámite de las elecciones para poner a uno de los suyos a las riendas. <br /><br />Pero hay otra lectura, no menos inquietante. Mario Monti es un economista de prestigio, educado en Yale, un hombre respetado por la comunidad de especialistas. En los pocos meses desde que llegó, la deuda italiana se ha estabilizado, y las delicadas finanzas del país parece que, al menos, no se hunden. Lo que está en juego es mucho: una posible bancarrota italiana tendria efectos desconocidos: la quiebra en cadena de otros países, de bancos y entidades financieras que dependen de ellos, y de empresas de todos los tamaños que a su vez dependen de estas. Un efecto dominó global, un escenario apocalíptico. Si alguien puede cargar con ese peso, no es Silvio Berlusconi, desde luego.<br /><br />Lo que quiero decir es que el sentido común, el darle una difícil tarea a alguien que, lo hará mejor o peor, tendrá una visión y otra, pero que sin duda está capacitado, ha tenido que venir, no por un proceso democrático, sino por una imposición. Personajes como Monti, de nulo interés político, que no está interesado en prometer cosas que no puede cumplir, que no le apetecen los mítines, el meterse con el partido contrario de turno, etcétera, nunca podrían ser elegidos. Si se presentaran como cabeza de lista por algún partido, lo más triste es que probablemente serían ignorados por el electorado, siempre atento a ver cómo da en pantalla, a ver qué tal me cae, a ver si le sudan los sobacos. El gran peligro de la democracia es la libertad de que un país se vaya a la mierda por propia elección.Ricar2http://www.blogger.com/profile/04165272648854633274noreply@blogger.com5tag:blogger.com,1999:blog-5578210290503013533.post-40404557261819983242012-01-10T22:49:00.004+01:002012-01-10T23:06:07.242+01:00AlonsoEn el juego de roles que era/es las clases de lo que entonces se llamaba EGB, a Alonso le tocó un papel incómodo. Tecnológicamente a años luz de nosotros, chico de familia probablemente adinerada perdido en un cole público de barrio muy humilde, le tocó destacar. Una tarde nos invitó a su casa a los dos amigos cercanos que tenía, y nos mostró su ordenador, un Amstrad de última tecnología, con el que hacía algo que hoy se llamaría diseño gráfico, que entonces se hacía con líneas que hoy no se ven ni en un tele-sketch. En clase, conocidas sus habilidades tecnológicas, una vez el profesor, igual o más ignorante que nosotros en esos asuntos, le animó a dar una charla sobre los ordenadores. Recuerdo que empezó diciendo: "Un ordenador es una máquina tonta que no vale para nada". Del resto no me acuerdo, pero de la frase sí, y aún sigue siendo cierta. <br /><br />En una visita que hicimos al Madrid de los Austrias, hizo el recorrido con una grabadora, a la que hablaba en susurros repitiendo las palabras del guía. Se añadía a este componente friki o geek, por usar palabras que nada significaban en aquella Prehistoria, una condición física especial: era un tipo grande, con sobrepeso, con gafas. Un buen tipo, que soñaba con construir cohetes, sacaba buenas notas, hablaba de ciencia-ficción y que tenía el desagradable papel de ser diferente, algo que entre chavales no se perdona.<br /><br />No le recuerdo esencialmente dolido por su situación y por las burlas que recibiera, que tampoco es que fueran horribles o continuas, pero algo debía de haberle hecho mella, porque le volví a ver bastantes años después, ya en la etapa universitaria. Me reconoció él a mí, porque nunca lo hubiera hecho yo: había perdido muchísimo peso, tenía un aspecto, una manera de vestir, más acorde, más proporcionado, más normal, vaya. Me alegró mucho verlo y le dije. "Hombre, Alonso, qué tal te va?". "No me llames Alonso. Prefiero Fernando". Esa fue la clave. En la EGB le conocíamos por su apellido, pero ahora elegía el nombre para darse a conocer. Entonces fue cuando supe cuánto le habían dolido esos años de pequeñas burlas: cuando uno se cambia el nombre, es que algo ha pasado, es que empiezas de nuevo, es que eres otra persona.<br /><br />Alguna vez he intentado buscar qué ha sido de él, pero imaginaros, con ese nombre y ese apellido, Google me inunda de datos despreciable sobre cierto astro del deporte, cuyas hazañas me interesan mucho menos que mi las de mi antiguo amigo.Ricar2http://www.blogger.com/profile/04165272648854633274noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-5578210290503013533.post-14216861466199148912011-12-31T00:05:00.002+01:002011-12-31T00:08:05.490+01:00DespedidaNo creais que no he escrito nada este último mes por desidia. He tenido cosas que contar, arranques de esos furibundos, pero me ha faltado conjuntar esos despeños creativos con posibilidad material de ponerme a escribir. Creo que seguiré dando guerra al menos un año mas, con más desvaríos. Así que por lo tanto, que tengais un feliz 2012 y que disfrutéis de todo lo que tengais a vuestro alcance.Ricar2http://www.blogger.com/profile/04165272648854633274noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-5578210290503013533.post-63259333899473950642011-11-28T19:26:00.005+01:002011-11-28T19:29:51.257+01:00Tratado sobre la felicidadEn el anhelo humano constante y continuo de la búsqueda de la felicidad, a menudo nos olvidamos del aspecto tan subjetivo que tiene. Lo que voy a contaros aquí es una visión personal de la felicidad, que creo que es una construcción mental, basada en unos pocos hechos objetivos. Esa construcción mental está determinada por un sistema personal o heredado de valores, pero también por un ejercicio consciente de auto-conocimiento y de reflexión.<br /><br />A lo que voy, la apreciación de la felicidad, fuera de unos mínimos obvios universales (de salud, de libertad, de recursos), se debe en mi opinión a una capacidad personal de apreciarla y de asirla. He visto demasiado a menudo a personas destinadas a ser infelices una gran parte de su tiempo, como he conocido a otras predispuestas a la fantasía y a la sonrisa. En muchos casos creo que la felicidad no es un estado, es una actitud.<br /><br />La insatisfacción, esa que nos persigue a los humanos, a todos, viene muchas veces por una percepción errónea de la felicidad como un estado continuo e inalterable de esa especie de bienestar ordenado que parece ser. En mi opinión, en cambio, la felicidad es un estado intermitente de momentos, que dura lo que un caramelo, lo que dura un atardecer, lo que dura un paseo, o un beso, o un rayo de sol. Este post está escrito mentalmente hace un par de meses. En ese momento, dejo a Amalia y a los chicos en un parque a las afueras de un pequeño pueblo de las afueras de Madrid. Me alejo a buscar el coche, y mientras percibo el calor agradable del mediodía, ese calor de octubre que acaricia y en el que se pueden distinguir un rayo del siguiente, se levanta una brisa de olor de encina; atrás quedan las risas y las carreras porque la brisa al fin acaba de levantar la humildísima cometa. Ese momento de simple y llana felicidad, que es siempre un punto absurda e ingenua, se me queda grabado en algún sitio innombrable del cerebro. Ya forma parte del diccionario de neuronas, y de allí en adelante cuando quiero acordarme de lo que es la felicidad vuelvo a caminar en dirección al pueblo, que duerme tranquilo la siesta.Ricar2http://www.blogger.com/profile/04165272648854633274noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-5578210290503013533.post-5086387766363172462011-11-07T13:33:00.002+01:002011-11-07T13:50:17.565+01:00La muerte legendariaDesde las más lejanas, en olvidados rincones de una geografía extremeña de matojos y sedientos descampados, de pueblos tostándose al sol o atravesados por vientos esteparios, a las más cercanas, ya en el Madrid que crecía desordenado a golpe de inmigrante o en el actual, indefinido y en busca constante de sí mismo, las muertes de mi familia han caido siempre del lado de lo oscuro y difuminado, de los datos incoherentes, nunca basados en el diagnóstico de un médico o alrededor de la sala de un hospital, sino en interpretaciones subjetivas que las relacionaban a la vida cotiidana, buscando explicaciones, sentenciosas a menudo, sobre el por qué alguien se ha muerto.<br /><br />Siempre en casa, al desamparo de los cuidados profesionales, con más atención a la sabiduría popular y ancestral, o a la propia intuición, bien haya sido en agonía o súbitamente, los relatos de mis padres sobre las muertes antiguas o presentes han caido a menudo en el terreno de lo legendario o de lo siniestro, muchas veces del absurdo, dignas de algún rincón del Macondo de García Márquez.<br /><br />Mi abuela materna murió en el campo, mientras mi madre estaba en una escuela brutal y descuidada. La muerte de mi abuelo se perdió atrás en el tiempo, con lo cual su horfandad fue así, brusca y sin explicación. No soy capaz de encontrar una explicación a esta primera muerte, unas veces fueron fiebres, otros gases, otros dolores misteriosos, otras veces un misterioso atropello. <br /><br />La de mi abuelo paterno fue más extraña. De nuevo algo súbito, de pocas horas. La explicación médica nunca me ha llegado, mis padres o la desconocen o la despreciaron, despachado por frases lapidarias: "se le reventó una tripa" o algo así. Otra explicación la enlazan con una serie de sustos y extrañas combinaciones de alimentos y esfuerzos. <br /><br />Otras muertes de tíos están relacionadas con rabia hacia la injusticia. Médicos que no acuden a la cita porque están haciendo la siesta, o están en casa del terrateniente, doctores que despachan como gases dolencias que son mortales, desprecio hacia la causa del pobre, beneficiencia que a menudo fue carnicería o indolencia. Y había que estar agradecido; aún nos extrañamos ahora del predicamento que ganó en tiempo el curandero, el chamán de aldea, el santón: a algo había que agarrarse.<br /><br />Otras muertes, las más recientes, tienen algo de sacrificio, de último perdón, de súbitas y ya perdurables reconciliaciones que nos hacen ver al que hace poco era un incordio, una molestia, un ser incómodo o desagradable, como alguien digno de compasión y de un último esfuerzo, hermosas historias de postrero entendimiento.Ricar2http://www.blogger.com/profile/04165272648854633274noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-5578210290503013533.post-15320414694032214182011-10-08T00:03:00.006+02:002011-10-09T14:19:58.942+02:00Contradicciones, claroA veces no sé si soy un optimista incurable o un pesimista escondido. A veces creo que las personas en particular son todas buenas, pero como sociedad el resultado es desastroso. A veces creo que las cosas van a ir bien y otras que la decadencia del ser humano es imparable.<br /><br />A veces creo que me gusta viajar, y otras que los viajes de verdad murieron en el XIX. <br /><br />A veces creo que soy un ser superior a todos, y otras creo que soy un desastre absoluto, un fraude y un embaucador.<br /><br />A veces me inunda la confianza. Otras la inseguridad me hace temblar.<br /><br />A veces añoro las vidas que no he tenido. Y otra veces creo que he tenido la mayor de las fortunas, que soy rico y afortunado.<br /><br />En la tele ponen un programa de esos de gente que vive en un país que no es el suyo, lejos de casa. Es sobre Londres. Salen algunos chicos jóvenes, con talento, con éxito, con una vida intensa, especial. Todos parecen felices. Cuando veo alguno de estos jóvenes, quiero que mis hijos sean como ellos. Que se marchen lejos, que empiecen de cero. Estoy deseando verles mayores, hablar con ellos, ver cómo tropiezan, ayudarles cuando sufran, quizá enseñarles alguna cosa. Apago la luz, me voy a la cama, pero siempre paso por su habitacíón, a verles dormir. Ahí están, indefensos, dependientes, vulnerables. No quiero verles crecer, quiero que sean así, me encanta verles correr, adoro cuando se paran y me buscan con la mirada, cerciorándose de que estoy a su lado. Para siempre.<br /><br />P.D.: Gracias a Marina y Elena por sus comentarios al post anterior. Todo ha salido bien. Mi padre recupera la vista día a día, aunque sigue igual de burro.Ricar2http://www.blogger.com/profile/04165272648854633274noreply@blogger.com3tag:blogger.com,1999:blog-5578210290503013533.post-1088246386813021562011-09-07T23:31:00.003+02:002011-09-07T23:47:50.295+02:00El ojo ciegoLos ojos de los ancianos son de naturaleza acuática. Apenas parecen tener densidad, tener masa de cuerpo sólido, siempre temerosos de licuarse del todo, de volverse río, a veces lloran sin querer, les cae una o dos lágrimas que añaden drama al misterio de envejecer. Los ojos de los ancianos tienen la cualidad de poder mirar traspasando las barreras del tiempo y del espacio. Se detienen en un punto fijo, y entonces te sientes desaparecer, en tu lugar surgen antiguas imágenes de sitios que ya no existen, de muertos que vuelven a habitar el mundo, y que por un segundo son más reales que nosotros, vuelven a ver calles, campos y gentes que nuestra torva y contaminada imaginación recrea en blanco y negro. <br /><br />El ojo derecho de mi padre tiene una catarata profunda, que hace que asomarse a su ojo sea como asomarse a una sima terrible y lóbrega. A su consistencia acuática de anciano de casi 80 años, se le añade ahora una textura como de gasa, azulada en su caso. A los ancianos se les van poniendo los ojos pequeños y dulces, ingenuos y temerosos. Desde que sabemos que tiene esta catarata, le miro el ojo con frecuencia. La catarata está tan avanzada, que solo ve por este ojo destellos y luces. Casi no se le distingue la pupila, todo está de un tenue color azul, y le da a su mirada un aspecto más ausente y atolondrado. Me explicaba el otro día la obra que le proyectó hace unos años a su nuero en su casa de campo. Con las manos iba volviendo a poner las guías desde tirar lo que serán las paredes, como salva los desniveles que provoca la dura roca berroqueña imposible de levantar. El ojo ciego y el bueno ya no ven la mesa, ven con precisión de geómetra las líneas que trazó, los escalones que visionó. <br /><br />Hoy al fin, le operaron el ojo, intentando salvar lo que se pueda. Si pierde el ojo, solo será su culpa, puesto que solo él sabe los años que lleva sin ver bien y sin decir palabra, dominado por un miedo atávico y ancestral a los médicos y a las medicinas, cuyo origen nos es difícil de rastrear y cuya función no comprendemos. Otro resto más de una vida dura de miedo y pelea, esa que mi padre raramente recuerda y de la que pocas veces habla, sin hacer uso de ese ojo, ya de anciano, que taladra el mismo tiempo y lo vuelve del revés.Ricar2http://www.blogger.com/profile/04165272648854633274noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-5578210290503013533.post-79312096001791431672011-07-27T18:03:00.005+02:002011-07-27T18:06:35.763+02:00En la atalayaEn los alrededores de la Dehesa del Príncipe, en Cuatro Vientos, se extiende una amplia y árida meseta, hoy cruzada por la M-40. Son, o eran, terrenos militares, lindantes con el aeródromo y los antiguos cuarteles de Campamento. Esos terrenos eran dominio de mi padre y de su bicicleta hasta que la aparición de vallas, carreteras, centros comerciales, excavadoras y una violenta caida en una zanja acabaron con sus excursiones. Aún se le puede ver por ahí hoy algún día, a pie, recogiendo cardillos cuando llega la estación si su cuerpo se lo permite. Cuando aún trabajaba, después de cinco duros días de andamios y cemento, aún le quedaban energías para desaparecer en esos terrenos baldíos y solitarios que solo a él le parecían gustar. Se marchaba bien temprano, y hasta pasada la hora de comer no regresaba. Esa vena solitaria y antisocial que, en mayor o menor medida, nos recorre a los Santos varones como una herencia o marca eterna.<br /><br />Yo me aficioné a esas latidudes bien avanzada la adoslescencia, en buena medida por mi tardanza en aprender a montar en bicicleta. Después inicié mis exploraciones por la zona, descubrí el arroyuelo insignificante que lo cruzaba, pequeños claros entre los árboles donde tomar el bocadillo y, más allá, la ciudad fantasma que una vez fue decorado de una serie ambientada en la guerra civil (en el mismo sitio donde hoy se levanta el conglomerado que tiene como presuntuoso nombre Ciudad de la Imagen). Y aún más allá, pasada lo que entonces era la carreterita que llevaba a Boadilla, prometedores lejanías de caminos, que se podían recorrer con cuidado de no topar con los cuartes de la OTAN. No llegué a recorrer todo ni mucho menos, en seguida el progreso y las voraces excavadoras empezaron a ponerle puertas al campo.<br /><br />En la parte más cercana, estaba mi lugar favorito. Se trataba de un pequeño altozano, al que había que subir con mucho esfuerzo (según mi estado de forma, con la bici debajo o al lado). Arriba siempre corría el aire libre y se estaba fresquito. Coronaba el alto uno de esos postes blancos, con un poyete en el que te podías sentar. La vista era tremenda, se tenía todo Madrid al alcance de la vista. En primer término, la Casa de Campo y el Parque de Atracciones, más allá Torre España, a la derecha, la Almudena y el Palacio Real, y los entresijos del adorable Madrid imborrablemente provinciano y picaresco. A la izquierda, el Madrid moderno y frío, borbónico, coronado por la Torre Picasso y las torres KIO. Aún no existían los cuatro altares al dios inmobiliario que hoy son el techo de la ciudad. De derecha a izquierda, una lección de historia, un viaje de la humildad a la arrogancia, de los paños y mantones a las capas y las gafas de sol, de la zarzaparrilla a las drogas de diseño. <br /><br />Allí me lamentaba de los males de amores, allí pensaba sobre el futuro, allí tomaba el bocadillo, allí rumiaba vagos planes de porvenir, allí pensaba en los peligros, allí engendraba sueños que no puedo recordar sin sonrojo, allí tomaba el trago de agua, y de allí bajaba, tan inocente como antes de subir, tan inexperto como antes, tan poco sabio, tan ingenuo, tan silvestre, tan libre.Ricar2http://www.blogger.com/profile/04165272648854633274noreply@blogger.com4